En una gira mundial destinada a calmar las preocupaciones sobre la IA, el creador de ChatGPT critica a la UE

Desde Brasil hasta Nigeria y desde Europa hasta Asia, Sam Altman, líder de OpenAI y mente detrás de ChatGPT, está llevando a cabo un recorrido global con el objetivo de calmar los ánimos en cuanto a la inteligencia artificial, así como para esquivar una regulación excesiva, especialmente en Europa, donde ha mencionado la posibilidad de cesar operaciones.

El miércoles, en su parada londinense que marca el décimo destino de su viaje por cinco continentes, Sam Altman se mostró más firme al advertir que OpenAI podría cesar sus actividades en la Unión Europea si la inminente regulación europea establece restricciones excesivas.

“Nos esforzaremos por adaptarnos, pero existen límites técnicos a nuestras capacidades”, expresó ante los medios británicos, criticando la propuesta de Ley de Inteligencia Artificial de la UE. Esta declaración provocó el jueves la reacción del comisario europeo Thierry Breton.

Intentar ejercer presión alegando que el desarrollo de un marco regulatorio claro retrasaría el despliegue de la IA generativa no tiene sentido. Al contrario, con el “Pacto de IA” que he propuesto, nuestro objetivo es facilitar a las empresas su preparación”, compartió en Twitter, acompañado de una imagen que interroga: “¿Esto es una amenaza?”

Brad Smith, presidente de Microsoft, intensificó el debate sugiriendo que los legisladores deberían considerar la opinión de “aquellos que posiblemente tengamos un mayor conocimiento técnico” y reconocer “lo que probablemente no funcione”.

“Con 35 años de experiencia colaborando con la Unión Europea (…) confío en que prevalecerá el sentido común”, aseguró, argumentando que “la legislación es una cuestión de compromiso” y que “la IA es fundamental para la competitividad futura de las empresas”.

La preocupación se extiende también a Google, cuyo CEO, Sundar Pichai, visitó Bruselas esta semana. Ante las restricciones regulatorias actuales, Google ha decidido, por ahora, no lanzar su IA Bard en la UE.

– “Mesías” –

Defender ChatGPT ante regulaciones excesivas, al mismo tiempo que se afirma la necesidad de su supervisión, constituye la postura de Sam Altman en su “OpenAI Tour”, llevándolo a visitar dieciséis grandes ciudades.

La agenda incluye encuentros privados con líderes mundiales, entre ellos Emmanuel Macron el martes, conferencias, y una parada en el grupo Bilderberg, el exclusivo club de líderes globales.

Esta gira destaca la posición de Altman, de 38 años, como un referente mundial en inteligencia artificial, obtenida tras el éxito rotundo de su chatbot. Sin embargo, este éxito ha desencadenado una serie de preocupaciones: desde la desinformación y la manipulación electoral hasta la destrucción de empleos y posibles amenazas para la humanidad.

La necesidad de una respuesta por parte de OpenAI se ha vuelto crítica: varias personalidades han solicitado una pausa en la investigación, Italia suspendió ChatGPT durante tres semanas por extracción de datos personales y el G7 decidió crear un grupo de trabajo sobre IA.

La campaña de encanto comenzó el 16 de mayo ante senadores estadounidenses, con Sam Altman sorprendiendo al pedir, en esencia, “regúlenme”, y expresando su temor a que la IA cause “daños significativos al mundo”.

A la vez, Altman aseguró que se crearían muchos empleos y destacó que una regulación excesiva sería perjudicial, pues “si la industria estadounidense se desacelera, China u otros países pueden avanzar más rápido”.

Al día siguiente, el joven líder partió hacia Río, luego a Lagos (Nigeria) y Lisboa, antes de pasar por Madrid, Londres, París, Varsovia, Múnich y regresar a París el viernes, en el campus de startups Station F. Las próximas paradas incluyen Tel Aviv, Dubái, Nueva Delhi, Singapur, Yakarta, Seúl, Tokio y Melbourne.

“En Bilderberg, dio un poco de miedo”, confesó un asistente, “pero también sugirió la búsqueda de un país para establecer su sede europea”.

En París, Varsovia y Madrid, fue recibido con la deferencia de un jefe de estado por líderes políticos ansiosos por aprovechar esta oportunidad económica, quienes también subrayaron la importancia de regularla.

En Nigeria, prometió un auge de startups y trató de mejorar la imagen de OpenAI, que ha utilizado trabajadores africanos de bajo coste para entrenar su modelo.

En Río, esperaba que ChatGPT “mejorara el nivel de vida de la gente”.

La acogida fue menos unánime en Londres, donde un pequeño grupo de manifestantes protestó. “No deberíamos permitir que los multimillonarios de Silicon Valley con complejos de mesías decidan lo que queremos”, dijo un estudiante.

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