Ante ChatGPT, es esencial aprender a aprender mediante el método “Maestro Ignorante”

Todos los docentes y padres están al tanto de que los agentes conversacionales, como ChatGPT, representan un desafío significativo para la educación: es esencial asegurar que estas herramientas no suplanten el esfuerzo individual de los estudiantes en su aprendizaje, a pesar de su impresionante capacidad para generar textos que responden a las demandas académicas.

¿Cómo podemos entonces garantizar que los estudiantes realicen su trabajo de manera autónoma y se adueñen del conocimiento? Los docentes, actuando como filósofos de la tecnología y psicólogos educativos, se esfuerzan por enseñar a sus alumnos a usar estas herramientas de manera inteligente y ética, incluso integrándolas en su metodología docente. Sin embargo, existen métodos más estructurados para apoyar este objetivo.

Antes de la aparición de las tecnologías de OpenAI, se desarrolló un enfoque de enseñanza destinado a asegurar que los estudiantes se esfuerzan por internalizar el conocimiento mientras aprenden a manejar las herramientas digitales: el método del “Maestro Ignorante”, inspirado en la técnica de Joseph Jacotot y revitalizado por el filósofo Jacques Rancière. Este pedagogo revolucionario del siglo XIX sorprendió al norte de Europa al enseñar francés a estudiantes de otro idioma sin proporcionar explicaciones directas. Este método antiguo, simple y original, cobra hoy nueva relevancia con la introducción de OpenAI.

Promover una actitud activa hacia el conocimiento es fundamental

Este método, que he aplicado durante años en la enseñanza de administración, se basa en la premisa de que solo aprendemos lo que realmente necesitamos. Por ejemplo, los niños adquieren su lengua materna sin lecciones formales: aprenden a través de la experimentación, la persistencia y, sobre todo, la necesidad. Este es el tipo de conocimiento que realmente perdura. Por lo tanto, la función principal del docente es verificar que el estudiante se está esforzando realmente por aprender.

Esto implica cuestionar tanto el rol del estudiante como el del docente. En el caso del estudiante, evitamos ponerlo en una situación donde simplemente se espera que repita información, como en la enseñanza tradicional, o que “redescubra” conocimientos ya conocidos por el docente, como ocurre con métodos más activos. Por parte del docente, evitamos presentarnos como un “sabio” a imitar.

De esta manera, asigno a los estudiantes temas que no domino. Luego, realizo discusiones periódicas con el estudiante o grupo de estudiantes. Relanzo el esfuerzo del estudiante con preguntas como: “¿Qué es esto?”, “¿Cuáles son tus fuentes?”, “¿Qué encuentras interesante?” Al hacer estas preguntas regularmente, puedo observar y monitorear el esfuerzo realizado y la evolución del pensamiento. Los estudiantes rápidamente se dan cuenta de que una simple revisión general en Wikipedia no es suficiente para responder adecuadamente a estas preguntas.

Para abordar una objeción comúnmente planteada, es importante aclarar que este método no implica una visión despectiva o relativista del conocimiento. Al contrario, busca fomentar la lectura de fuentes confiables (libros, artículos científicos) y una actitud madura por parte del estudiante hacia el conocimiento: se verá obligado a adueñarse realmente del conocimiento, recurriendo a fuentes bibliográficas y las palabras de expertos.

Este método es un valioso complemento a otras estrategias para combatir la pasividad de los estudiantes frente al conocimiento.

Comprender la relevancia de la “experiencia de aprendizaje”

Especialmente en un contexto donde herramientas como ChatGPT presentan el riesgo de suplantar el esfuerzo individual en el proceso de aprender. La persistencia del método del Maestro Ignorante, originario del siglo XIX, encuentra su justificación en este marco actual. Examinemos cómo las tres preguntas esenciales de este método se alinean con los desafíos planteados por OpenAI.

“¿Qué es?”: esta interrogante invita al estudiante a elaborar, describir y hacer comprender a otro de qué se trata un tema. ChatGPT, con su habilidad para generar respuestas, puede completar esta tarea por el estudiante, y aquí radica el dilema. Con las técnicas convencionales, que verifican si el estudiante ha dado la “respuesta correcta”, siempre quedará la sospecha de que tal respuesta fue artificialmente generada.

Por otro lado, el método del Maestro Ignorante nos permite discernir cuando no ha ocurrido una verdadera apropiación del conocimiento: la explicación resulta estereotipada, superficial o demasiado pulida. Al profundizar, esta explicación se desmorona. El estudiante reconoce que ChatGPT no es suficiente, ya que lo que falta no son las respuestas en sí, sino la experiencia de aprender, el proceso que enriquece su tema.

“¿Cuáles son sus fuentes?”: con esta pregunta, el Maestro Ignorante verifica si el alumno realmente ha consultado y asimilado las fuentes mencionadas. En el caso de ChatGPT, tanto docentes como estudiantes notan rápidamente la ausencia de esfuerzo por buscar y comprender estas fuentes.

“¿Qué encuentra interesante?”: esta pregunta motiva al estudiante a involucrarse y conectar con el conocimiento. Se le solicita ejercitar su capacidad de reflexión y crítica para identificar lo que, dentro de un tema, le resulta personalmente relevante y significativo. No se trata de formular un argumento como lo haría ChatGPT de manera impecable; se trata de “resonar” con el conocimiento, para utilizar el término del filósofo Hartmut Rosa.

Frente al reto que ChatGPT representa para la educación, solemos decir que es simplemente una herramienta y que debemos enseñar a los estudiantes a utilizarla correctamente. Esto es verdad en principio, pero aún necesitamos definir cómo lograrlo. El método del Maestro Ignorante contribuye a este objetivo, preservando el sentido de lo que constituye el verdadero aprendizaje.

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