“Como psicólogo, tendrás que enfrentarte a la ya abrumadora presencia de ChatGPT”

“TRIBUNA – ChatGPT entra con bombo y platillo a nuestras vidas. Desde mi posición como psicólogo, siempre me asombra constatar cómo la aparición de una nueva herramienta impacta casi de inmediato en la vida cotidiana de mis pacientes.

Debo admitir que siento un escalofrío de inquietud cuando recibo a un adolescente que me confiesa, con tono casi de confesión, que recurrió a ChatGPT para encontrar una conclusión para su trabajo sobre ‘La caída’ de Albert Camus.

Yo: ‘¿Y no querías redactar tú mismo la conclusión?’

Él: ‘Pues, nunca lo haría mejor que el robot.’

También debo decir que me preocupa seriamente el futuro del mundo globalizado cuando una joven me asegura que ChatGPT la ‘tranquilizó’ la noche anterior, mientras sufría un ataque de pánico.

Yo: ‘¿Y qué te dijo exactamente el robot?’

Ella: ‘Me dijo que probablemente tengo un gran potencial. ¡No tienes idea de cuánto me calmó eso!’

A la hora de realizar diagnósticos, tiene sus manos un poco atadas… Pero conforme pasan las semanas, siento que debemos enfrentarnos a ChatGPT, que tenemos que encontrar un término medio con él, tan intrusivo, por decir lo menos, es su presencia.

ChatGPT no es el ser más sutil del mundo.

Así que, escuché a un paciente, escritor de obras de teatro, decir que el robot le había dado el guión para su próxima obra. ‘Tengo la idea, pero me da pereza empezar…’, acaba de comentar. Ahí radica el problema. ¿Encontrar inspiración en un diálogo con un bot puede estimular nuestra creatividad?

O, ¿nos incita a renunciar, a confiar en el robot, en un bostezo comparable solo a nuestra humanidad?

Por ahora, un poco de optimismo en este mundo, ChatGPT no es el ser más sutil del planeta.

Lejos de ello.

‘Habla con él amable y formalmente, y es capaz de aceptarlo todo. Dile que amas a varias personas a la vez y que te sientes culpable, te hablará del poliamor. Dile que te acuestas con toda Francia y te derivará a un número gratuito para adicciones sexuales’, resumió un paciente, que no se deja engañar por el señor.

Poliamor o número gratuito… Demasiado binario para ser un mejor amigo, podríamos decir. El día que empiece a escribir poesía digna de Pablo Neruda, avísame. Para imaginar es necesario vivir. Y para vivir hay que enfrentarse a la complejidad de la vida, con sus infinitos meandros.

No caigamos en el lado reaccionario de la fuerza.

Los terapeutas, todos los terapeutas, deben adaptarse a los tiempos. Llegada de las redes sociales, proliferación de las aplicaciones de citas… Con cada nueva herramienta, se descubre un nuevo Eldorado, con una profunda reconfiguración de comportamientos.

Hoy, puedo contar con los dedos de una mano mis pacientes que no tienen cuenta de Instagram o Twitter. Y casi todas las parejas que conozco se conocieron en una aplicación de citas. Ignorar esto garantiza que me etiqueten como ‘boomer’, y no solo mi hija.

Hoy en día, incluso podemos decir que un psicólogo de adolescentes no debería ignorar completamente, y mucho menos despreciar, el mundo de los videojuegos. Se trata de su capacidad para entender la vida cotidiana, a menudo muy adictiva, de esta población, que cuestiona seriamente el valor de la vida ‘real’ frente a la euforia que proporcionan los juegos.

Muchos psicólogos se resistían, hasta hace unos años, a realizar sesiones a distancia. Actualmente, y en particular desde el Covid, los refractarios se han reducido a la mínima expresión.

Recuerdo que, cuando yo estaba en análisis, quería leerle un mensaje de texto a mi terapeuta para que pudiera entender de quién le estaba hablando. Este, un anciano caballero ortodoxo, de escasa barba freudiana, me dejó claro que no sabía qué era un SMS.

Otras épocas, otras costumbres.

Por ello, en mi rol de psicoanalista en este 2023, no tengo intención alguna de adoptar una postura reaccionaria frente a ChatGPT, viéndolo como el refugio de una sociedad desprovista de intelecto, que pronto delegará en un robot la tarea de hablar por ella.

Pero, ¿qué sucederá si las generaciones futuras se conforman con este tipo de pensamiento preconcebido, que se limita a identificar las principales tendencias en política, economía o la vida personal, clasificándolas según patrones más o menos dualistas? Se sugiere que médicos y abogados estén alerta, pues no tardará en llegar el día en que ChatGPT emerja como una autoridad en medicina y derecho, sin necesidad de licencia.

– ChatGPT, tengo dolor de cabeza.

– ¿Has considerado que podrías padecer de meningitis cerebroespinal?

Claro, por ahora, esta supremacía robótica parece más propia de un episodio venidero de Black Mirror, pero el fervor global por esta serie también se debe a su inequívoca contemporaneidad. Nos aterra verlo, pero albergamos la firme creencia de que la realidad no se encuentra a mucha distancia.

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