En noviembre de 2022, ChatGPT provocó conmoción en diversos ámbitos profesionales y en el mundo educativo

Desarrollado por OpenAI y basado en tecnología de aprendizaje automático, el chatbot ChatGPT se introdujo a finales de 2022 y fue seguido de cerca por Bard (Google) y Bing Chat (Microsoft). Estas inteligencias generativas tienen la capacidad de responder a toda clase de preguntas formuladas por sus usuarios, gracias a bases de datos actualizadas con mayor o menor regularidad, y a la habilidad de los algoritmos para aprender por sí mismos.

Para estudiantes: ¿una forma de hacer trampa o una herramienta de aprendizaje?

La primera inquietud que surgió en el ámbito escolar fue la posibilidad de hacer trampa. De hecho, las respuestas generadas por el chatbot evaden el software de detección de plagio. Se ha desarrollado contrainteligencia para identificar estas situaciones, pero no proporciona una solución definitiva al problema.

Para adaptarse, los docentes deben modificar sus métodos de evaluación: se necesitan menos tareas para casa y más trabajos en clase, presentaciones orales, trabajos en grupo o proyectos creativos. El propósito es movilizar las capacidades verdaderamente “humanas” de los alumnos, como el pensamiento crítico, la solución de problemas o la colaboración.

Para Philippe Meirieu, el problema de las inteligencias generativas es menos el plagio que la relación con el conocimiento: el educador teme que la IA “extinga el deseo de aprender” entre los estudiantes, según un artículo publicado en Le Monde en marzo de 2023.

A pesar de estos riesgos, muchos actores en el ámbito educativo consideran que es necesario integrar, en vez de prohibir, el uso de inteligencia artificial en el aprendizaje escolar. Yann Houry, director de innovación educativa del Lycée Français International de Hong Kong, admite:

“Es una gran oportunidad para ejercitar el pensamiento crítico. También es una excelente ocasión, al aprender a trabajar con la máquina, para enfocarse en lo que constituye el valor humano y lo que la máquina no puede realizar. A menudo se menciona la creatividad, la sensibilidad, la inspiración, pero yo hablaría más bien de perspectiva sobre el mundo, de opinión, de convicción, ya que la máquina carece de conciencia”.

Por encima de todo, la inteligencia artificial puede facilitar un mejor aprendizaje en los estudiantes gracias al aprendizaje adaptativo, una tecnología que aborda las dificultades individuales de los estudiantes y les proporciona contenido personalizado y retroalimentación constante. Varias plataformas se están desarrollando en este ámbito, como la Khan Academy en Estados Unidos.

Para docentes: incontables aplicaciones

La segunda inquietud que surgió con el lanzamiento de ChatGPT fue la posibilidad de que los profesores fueran reemplazados por máquinas. Un escenario que, para Yann Houry, es más bien ciencia ficción, destacando que “la pandemia demostró cuán fuerte, deseada e imprescindible es la dimensión social de la educación”. Y son muchos los docentes que están explorando las posibilidades educativas de la inteligencia artificial.

De hecho, la inteligencia generativa puede emplearse de múltiples formas en la enseñanza: crear contenidos educativos (material de curso, cuestionarios, ejercicios, etc.), planificar una ruta optimizada para una excursión escolar, adaptar contenidos para estudiantes con necesidades especiales (generar subtítulos automáticos para un estudiante con discapacidad auditiva, contenido en audio para un estudiante con dislexia, traducir un texto para un alumno no hablante, etc.). Estas tecnologías también pueden ayudar a los docentes a diferenciar mejor el avance de cada estudiante e identificar a aquellos que podrían enfrentar dificultades en el futuro, gracias a las predicciones hechas por el algoritmo basándose en los datos de sus perfiles.

Yannig Raffenel, experto en formación digital, opina en una entrevista para IH2EF que el uso de la IA generativa puede liberar tiempo para que los docentes “se enfoquen en la creación de actividades educativas para que los alumnos las asimilen, así como en el apoyo personalizado a aquellos que encuentran dificultades”. Un avance significativo en una profesión afectada por la crisis de contratación y la elevada carga de trabajo.

Formar y supervisar

Para evitar una brecha generacional entre ellos y sus alumnos, muchos docentes buscan capacitarse lo antes posible en los diversos usos de la inteligencia artificial. Para ello, pueden aprovechar los numerosos recursos disponibles sobre el tema, a la espera de que se integre completamente en la formación de futuros educadores. Según Yannig Raffenel, también es crucial formar a los padres: tanto para “ayudarles a comprender y gestionar mejor los usos de las redes sociales y los smartphones por parte de sus hijos” como para “evitar una oleada de oposición al uso de edtech (tecnologías educativas) dentro de los centros educativos”. Para maximizar el beneficio de estas herramientas y regular sus usos, muchos expertos solicitan una definición colectiva de la ética en la inteligencia artificial, tal como lo refleja la plataforma presentada por Elon Musk y otros especialistas en marzo pasado, que solicita una pausa de seis meses en el desarrollo de estas herramientas.

En el ámbito educativo, este marco podría traducirse en medidas para proteger la privacidad de los usuarios, pero también para asegurar un uso justo e inclusivo de la IA en las escuelas. Ya en 2019, el Consenso de Beijing sobre Inteligencia Artificial y Educación (UNESCO) ofreció recomendaciones en este sentido. En Francia, la Ministra de Educación Superior, Sylvie Retailleau, declaró que su ministerio estaba “apoyando a los investigadores o startups que desarrollan estas herramientas para detectar contenidos no autorizados generados por IA”, al mismo tiempo que subrayó que ninguna “herramienta anti-IA será especialmente promovida por el ministerio”.

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